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Meditación y Pensamiento



En un número elevado de casos al comenzar con las técnicas de meditación y de auto-observacion, nos encontramos con el obstáculo de advertir cómo el pensamiento surge sin control alguno por nuestra parte, y además descubrimos que ese pensamiento normalmente es recurrente, una y otra vez los pensamientos que aparecen son los mismos, aunque con diferentes formas. Y esta es la razón por la cual podemos llegar a la conclusión errónea de que el pensamiento es nuestro enemigo y por ende debemos dedicar tiempo y esfuerzo a tratar de erradicarlo.

Esta toma de conciencia, que nos desvela la ausencia de control sobre el flujo de pensamiento, es la base en la que se sustenta el verdadero auto-conocimiento, que nos llevará a la liberación de nuestro SER, y permitirá que se exprese naturalmente.

Es de suma importancia tener presente que cada órgano de nuestro cuerpo desempeña una función para el que fue creado, así el hígado ayuda en la digestión de los alimentos, permitiendo nutrir al cuerpo a través de la sangre, el corazón la bombea, los riñones la filtran y los pulmones la oxigenan, del mismo modo que estos órganos llevan a cabo su función el encéfalo, y por ende la mente emite pensamientos.

Que la mente piense es lo natural, lo importante es advertir que la cantidad y la calidad del pensamiento que aparece se va ajustando a medida que nuestra verdadera naturaleza va siendo descubierta. Por ello, la primera fase en el proceso de meditación, de auto-observación y autoconocimiento es tomar conciencia que los pensamientos aparecen constantemente, y que lo más importante es no entrar a valorarlos, analizarlos, cuestionarlos y sobre todo no quedarse atrapados en ellos, en un proceso interminable de retroalimentación.

La siguiente fase sería tomar conciencia de la naturaleza de estos pensamientos y poco a poco ir transformando este flujo de pensamientos en otros de naturaleza más positiva y constructiva para nuestra evolución. Pensamientos que nos lleven a expresar la naturaleza pura de nuestro verdadero SER, que está llena de Amor, Sabiduría y Poder. 

En el equilibrio de nuestro SER con el pensamiento, se encuentra la clave para la expresión de nuestra naturaleza esencial. Y este equilibrio no pasa por luchar contra el pensamiento y derrotarlo, sino más bien por advertir, en cada práctica que realizamos, cómo la aparición o no del pensamiento no afecta a la paz interior, no influye en la serenidad que brota de nuestro verdadero SER, que es lo que en realidad somos. Aunque, es cierto que a medida que se avanza en la meditación, se profundiza en el conocimiento de uno mismo, y esto genera que se reduzcan los pensamientos compulsivos que aparecen, vibrando estos cada vez más en sintonía con nuestro SER.

Es por todo esto que podemos distinguir entre diferentes tipos de pensamiento, aunque podemos encuadrarlos en dos tipos fundamentales: pensamiento egoico y pensamiento presencial.

Un pensamiento es egoico cuando nace de la pequeña mente, de la mente contaminada con los patrones y estructuras mentales creadas a lo largo de nuestra existencia. Estos patrones mentales estarán influenciados por nuestros miedos e inseguridades, nuestros enojos y rencores, nuestra falta de amor hacia nosotros mismos y hacia los demás, los éxitos y fracasos, y un largo etc...

Este es un pensamiento que surge como compensación, es un pensamiento que emerge para compensar el sufrimiento. Así, la atención se desvía evitando tener que afrontar ese sufrimiento de un modo directo y pleno, un sufrimiento con un origen diverso que creará un pensamiento diverso.

Por otro lado, el pensamiento presencial es aquel que surge de una manera adecuada y proporcionada a la situación que estamos vivenciando, resulta funcional pues es útil para desempeñar la acción de ese momento, y podemos dejar de tenerlo en el momento que la acción finaliza. 

Haciendo uso de la categorización usada por Jordi Casals podemos encontrar diferentes tipos de pensamiento egoico, algunos de ellos pueden ser:

El pensamiento-interferencia, que es aquel pensamiento que interfiere en la acción presente. Puedes estar llevando a cabo una acción y te van surgiendo pensamientos que interfieren, que complican, que resisten, que distraen. Estás haciendo algo y de repente surge un pensamiento que dice: “uy, deja mejor eso para luego, que hay cosas más importantes que hacer” o “voy a ver esto en internet primero” o “voy a llamar ahora a Marta y luego ya…”… Este tipo de distracciones, interferencias, resistencias, aparecen sobre todo cuando se está dando una acción que no nos gusta o que no estamos disfrutando mucho, y entran en juego ciertos tipos de malestar como el aburrimiento o la ansiedad, que el sistema trata de compensar a base de pensamiento-interferencia.

El pensamiento-debería, que es aquel pensamiento que nos dice que algo debería haber sido distinto a como fue o que debería estar siendo distinto a como está siendo en este instante. Es un tipo de pensamiento que dice “ay, si esto lo hubiera hecho así”, “si aquel no me hubiera hecho aquello”, “si no hubiera dicho eso”… Darle vueltas a situaciones pasadas desde la ignorancia, la inmadurez y la incapacidad de ver que era inevitable: lo que ha sucedido no podría haber sucedido de otro modo. Este tipo de pensamiento-debería es de nuevo un pensamiento egoico, que emerge tratando de compensar el malestar, ya sea frustración, impotencia, tristeza, rabia, etc…

El pensamiento-proyección, que es aquel pensamiento que nos proyecta a un futuro en el que se podrían dar unas condiciones que supuestamente nos permitirían estar mejor, más en paz, más felices. Es un pensamiento egoico que te proyecta a un futuro y coloca la paz y la felicidad en lo externo, en los posibles cambios, situaciones, condiciones,… ésta es la esencia del movimiento egoico que perpetua la ignorancia de nuestra verdadera naturaleza y el sufrimiento psicológico. Se activa el malestar existencial en forma de insatisfacción y surge toda una proyección de situaciones futuras en forma de pensamiento-proyección que tratan de compensarla.

El pensamiento-ensoñación, que es aquel pensamiento que nos evita encarar el malestar de fondo (aburrimiento, ansiedad, tristeza,…) compensándolo con un mundo mental imaginado y fantasioso, una cascada de pensamientos en forma de fantasías rosas a modo de bálsamo donde sumergir y atenuar momentáneamente el malestar existencial de fondo.

El pensamiento-porqué, cuando el malestar es compensado en la búsqueda sin fin de porqués y la mente se pierde en posibles causas que no aportan paz real sino mero entretenimiento que evita encarar la insatisfacción.

Todos estos tipos de pensamiento con la práctica de la auto-observación irán desapareciendo, se irán atenuando y desaparecerán no cuando luchemos contra ellos, sino precisamente cuando menos nos resistimos, cuando aceptamos que están ahí, aunque sentimos que no nos gobiernan, que no nos dominan ni toman el control de nuestras acciones, nos volvemos capaces de observarlos, como el que observa una película, pero no modifican nuestro estado interior. Esto nos ocurre pues cada vez nos volvemos más conscientes de nuestro interés por nuestro Gran Mente, por nuestro verdadero SER, y cada vez menos por nuestros patrones de conducta, que poco a poco van perdiendo su poder sobre nosotros.

Una vez llegamos a este punto, la calidad y la cantidad el pensamiento se ven alterados, pues ya no consideramos al pensamiento egoico, nacido de nuestros patrones mentales, como algo propio, no nos identificamos con nuestro pensamiento, sino que lo aceptamos y descubrimos que no somos nuestro pensamiento, sino que somos el SER que lo usa para expresar sus virtudes. Finalmente este pensamiento poco a poco va convirtiéndose en un ruido de fondo que ni siquiera molesta, está pero no altera, ni nos interesa, aunque somos conscientes de que se encuentra.

La meditación, la práctica del Tai Chi, del Chi Kung, del Aikido o cualquier otra disciplina que nos ayude a la auto-observación de forma natural, nos lleva a alcanzar un estado en el cual alcanzar ese estado de conexión con nuestro verdadero SER, y por ende de desapego con nuestros patrones mentales, se vuelve extremadamente sencillo, permitiéndonos trasladar todo esta observación, todo este sentir, a las acciones del día a día, a las relaciones con los seres queridos y con aquellos seres que alteran nuestro estado natural, a los momentos de sufrimiento y a los momentos de satisfacción, a los estados emocionales alterados, y a aquellos más relajados, y descubres que cada paso que das, cada suceso que vivencias se transforma en un momento de meditación, de auto-observación, una oportunidad para observar aquello que modifica tu estado natural y permitir que cambie en la medida que estas preparado para que lo haga.

En este proceso de evolución, cada paso del camino es importante, cada gesto, cada acto, cada pensamiento es el justo y necesario para el momento presente, y te permite descubrir en tí aquello para lo que estas preparado en ese mismo instante, nada sobra, nada falta, nuestro empeño en hacer o deshacer, en quitar o en poner, en estar o en ser, todo ello es parte de la dualidad de la mente pequeña, del pensamiento egoico, y cuanto más liberados estamos de él, descubrimos la esencia de la escucha, la esencia del no hacer nada, haciéndolo todo, en apreciar el momento presente como el único que tenemos para cambiar a un estado natural, aquel que nunca debimos abandonar, pero cuando lo hicimos por AMOR, fue el momento en el que iniciamos nuestro camino de regreso.

Guille